Ya te hemos contado cómo se recuperó Sergio Asenjo de sus cuatro lesiones de rodilla. Un magnífico equipo profesional, una recuperación concienzuda y una extraordinaria fortaleza mental son las claves para que un deportista de élite supere una lesión grave. Pero queremos ir a más allá, y hemos preguntado a especialistas de diversas ramas de la medicina (traumatología, psicología, medicina del deporte) qué debes hacer para superar un trance como el del portero del Villarreal.
Palma Gallego, psicóloga deportiva en Clínicas Beiman, explica que para ella es un reto mantener la motivación de quien ha sufrido una lesión grave. Mucho más si la lesión es recurrente. Un factor que incide en la recaída es el estrés que la situación genera. Por eso, desde el punto de vista psicológico Gallego y Rosana Llanes, también psicóloga deportiva, dan algunas claves para afrontar la recuperación.
Uno. Mantente ocupado
El deportista debe mantenerse siempre ocupado, dentro de las limitaciones físicas que implica la lesión. Palma Gallego advierte de que esto requiere de una imprescindible y adecuada coordinación con el fisioterapeuta. “Hay muchas estrategias que se pueden incorporar al trabajo del fisio, para que éste se ajuste a las tareas de rehabilitación”, comenta. Inconscientemente los lesionados rehúyen el dolor que les puede provocar los trabajos de rehabilitación. Un buen trabajo psicológico mitigará esta dificultad.
Dos. Trabaja tu psicología
Hay que trabajar una serie de aspectos que ayudan a una recuperación mejor: tener motivación elevada, dureza mental, equilibrio mental, alta autoestima… “Está demostrado que esto mejora la rehabilitación”, explica Gallego. La psicología deportiva puede jugar un papel fundamental en este proceso.
Tres. Fíjate objetivos
Debes fijarte objetivos. Rosana Llanes lo explica muy gráficamente: “Hay dos palabras mágicas: objetivos y plazos. Y no hay más vueltas que darle”. “En un primer momento se trata superar el dolor”, explica Llanes, de modo que al deportista “puede que haya que decirle que hasta dentro de 20 días no se les va a quitar…”.
“Hay dos palabras mágicas: objetivos y plazos. Y no hay más vueltas que darle”, sostiene la psicóloga
El deportista lesionado podrá trabajar grupos musculares ajenos a la lesión, utilizar técnicas de práctica imaginada o establecer algunos objetivos ajenos al proceso estricto de rehabilitación. Por ejemplo, asumir un rol en el equipo que no pase por el terreno de juego. “Obviamente tu trabajo no va a ser marcar goles, sino estar en el estadio, hablar con compañeros y el entrenador. Hay que hablar con el entrenador para que ese jugador no sea “el que está lesionado”, sino que tenga otra función”, dice Rosana Llames, que durante muchos años fue psicóloga en la escuela de fútbol de El Mareo, del Sporting de Gijón.
Es conveniente acompañar al deportista a lo largo de todo el proceso e ir variando los objetivos a medida que se superan etapas. Gallego señala que es necesario preparar muy bien la reaparición, “porque en una esquinita de su pensamiento puede tener dudas de si se volverá a lesionar o si lo hará bien”.
Cuatro. Controla tus ganas de volver
Debes controlar las ganas de volver. El ansia por reaparecer antes de tiempo provoca recaídas, habitual en el caso de lesiones como la tríada o la rotura del tendón de Aquiles. “Lo primero que te dicen es que quieren reaparecer cuanto antes”, comenta Palma Gallego, “porque creen que cuanta más rehabilitación hagan, mejor”. “Yo tengo que hablar con el fisio y decirle que no porque haga más ejercicio se va a recuperar antes. Hay que ajustar esas creencias”. Para aplacar el ansia, Llanes se ve forzada a veces a hacer una pregunta radical: “¿Quieres jugar el domingo o ser jugador de fútbol?”.
Si partimos de un adecuado trabajo psicológico, tendremos una parte del trabajo hecho. La otra, evidentemente, es la recuperación funcional de lo que ha quedado afectado por la lesión. Salvador Castillo y José Ramón Gómez, médicos del deporte, y Sergio Tejero, traumatólogo, nos dan algunas pautas.
Evidentemente, el éxito dependerá del tipo de lesión y de la pericia del equipo que intervenga. No podemos abordar toda la casuística, pero Sergio Tejero lo resume en dos aspectos clave: que en la cirugía haya un “éxito quirúrgico” y que la recuperación se realice correctamente. Disponer de un equipo de primer nivel es una garantía.
Cinco. Trabaja tu propiocepción
Es muy importante recuperar la propiocepción, un mecanismo del sistema neurológico que permite equilibrar el cuerpo. La propiocepción es, literalmente, la conciencia de la postura corporal propia y es particularmente importante para los deportes de equipo.
Los componentes de las articulaciones, la visión y el sentido del equilibrio envían una información esencial para que el cerebro genere una respuesta, en función de nuestro estado y ubicación. “Cuando haces un injerto se pierde, y hay que recuperarlo”, advierte Tejero.
La pérdida de estabilización refleja genera respuestas motoras inadecuadas que pueden generar nuevas lesiones. José Ramón Gómez lo explica con un ejemplo: “Son ejercicios que el organismo tiene que interiorizar, para cuando se te doble el tobillo lo retires antes de que se acabe de doblar”.
Seis. Trabaja (y cuida) tu cuerpo
Con todo, nada garantiza que no se vuelva a sufrir una lesión. Además, hay factores biomecánicos que pueden predisponer a sufrir un tipo de lesión. Con estas prevenciones, Salvador Castillo apuesta por “mejorar el apoyo, la mecánica, la técnica de golpeo, el salto, llevar una buena alimentación, o mejorar la calidad del tejido muscular o tendinoso” como factores que pueden ayudar.
El doctor Gómez insiste en la importancia de realizar trabajos de fuerza para prevenir lesiones. “Los músculos hay que trabajarlos con series, cargas y repeticiones. Cada músculo tiene una fortaleza diferente y tiene que entrenarse específica e individualmente, cada 48 horas, idealmente con tres estímulos semanales”, resalta. Por ejemplo, una musculatura fuerte en isquiotibiales, gemelos y sóleos contribuye a proteger la rodilla y facilita la ulterior recuperación funcional.
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