¿Sientes dolor en el tendón de Aquiles mientras haces deporte? Punto débil del héroe griego, el talón de Aquiles también lo es para muchos deportistas y también para personas sedentarias como deportistas. En este artículo, queremos profundizar en las patologías que afectan al tendón más potente del cuerpo humano y despejar tus dudas, subrayando que, ante una situación de dolor en el tendón de Aquiles, el diagnóstico precoz es tu mejor aliado.
¿Qué es el tendón de Aquiles?
El tendón de Aquiles es el tendón más potente del cuerpo. Se inserta en el calcáneo (a nivel del talón) y se origina de las fascias de los músculos del tríceps sural, es decir el sóleo y los gemelos. Este poderoso tendón tiene la función de levantar el talón del suelo durante la marcha realizando un impulso sobre la parte delantera del pie. Además, el tendón de Aquiles es básico para la carrera pues trabaja en la sucesión de saltos llegando a soportar hasta 12,5 veces el peso corporal.
Por qué puedes sentir dolor en el tendón de Aquiles
El tendón de Aquiles se lesiona tanto en personas sedentarias como en deportistas. Si sientes dolor en el tendón de Aquiles, es posible que sufras una lesión incluida en alguna de estos dos grupos:
1.- Roturas agudas del tendón.
2.- Lesiones crónicas del tendón.
1. Dolor en el tendón de Aquiles. Roturas agudas
Normalmente el tendón de Aquiles se rompe en jóvenes por encima de los 25 años que hacen ejercicio de forma irregular y que no tienen un nivel de entrenamiento adecuado. En deportistas de competición este tipo de lesiones se producen durante la pretemporada o tras un período de inactividad por otra lesión.
El deportista siente como si le hubieran dado una pedrada en la parte baja de la pantorrilla o una patada, pudiendo a veces oírse un chasquido. Ese dolor en el tendón de Aquiles es característico. Deportes como el tenis, fútbol, pádel y otras actividades donde se realice carrera de velocidad, cambios de dirección o saltos representan el mayor riesgo. La rotura del tendón de Aquiles suele ser del tendón completo. El lesionado no puede continuar con el ejercicio por la impotencia funcional. Sin embargo, también puede darse en personas sedentarias cuando se realiza un paso de mayor impulso o un salto inesperado.
Muchos deportistas que han sufrido una rotura del tendón de Aquiles no tenían molestias previamente. Esto no quiere decir que el tendón estuviera sano, sino que un tendón en mal estado puede no dar síntomas hasta el momento de su rotura.
La única forma de predecir este problema es realizar una ecografía por su traumatólogo especializado y entrenado en el diagnóstico de este tipo de lesiones. En este sentido se pueden prescribir ejercicios específicos para la prevención de la rotura. El problema que detectamos los especialistas es que no cogemos a tiempo este tipo de lesiones.
Rotura aguda del tendón de Aquiles: diagnóstico
El diagnóstico de la rotura total o subtotal del tendón de Aquiles es fácil para un traumatólogo deportivo, pues sólo con el relato del paciente, el reporte de dolor en el tendón de Aquiles y la exploración física es suficiente. La realización de una ecografía o una resonancia magnética se utilizan para conocer el estado del tendón ante una posible planificación de la cirugía.
A veces vemos roturas crónicas, es decir, roturas que pasaron desapercibidas en el momento de la lesión. Pasadas unas semanas desde la rotura inicial, si no se ha diagnosticado y el paciente sigue caminando con ayuda de bastones pensando que su problema es un esguince, se forma una cicatriz que no funciona pues el tendón residual es demasiado largo para hacer su función.
Rotura del tendón de Aquiles: tratamiento
El tratamiento de la rotura aguda del tendón de Aquiles en un deportista es la cirugía, si bien en personas mayores o con riesgos para una intervención puede realizarse un tratamiento conservador con éxito durante 6 semanas. Hay estudios que muestran el mismo resultado al año de la rotura con el tratamiento conservador y con la cirugía, sin embargo, preferimos la cirugía pues está contrastado que aminora el índice de re-roturas.
Además la cirugía reproduce con mayor fiabilidad la longitud nativa del tendón mientras que el tratamiento conservador puede dejar un tendón demasiado largo, lo que hace perder fuerza para la propulsión en la marcha o la carrera. También se ha constatado mayor pérdida de masa muscular en el sóleo en los pacientes no operados.
Rotura del tendón de Aquiles: técnicas quirúrgicas
En cuanto a la técnica quirúrgica, realizamos técnicas abiertas y técnicas mínimamente invasivas dependiendo del tipo de actividad y las características tanto del paciente como del tendón degenerado. En general, para deportistas de competición aconsejamos cirugía abierta, aunque la cirugía mínimamente invasiva nos aporta excelentes resultados funcionales para volver al ejercicio aminorando complicaciones.
Tras la cirugía de la rotura aguda del tendón optamos por la movilización inmediata y la carga precoz asistida con Walker o bota para caminar. Con ello se pretende obtener una cicatriz lo más funcional posible. No aconsejamos los deportes de impacto hasta pasados los 4-6 meses desde la cirugía.
El tratamiento de la rotura crónica es un escenario bien distinto. Estos casos que pasaron desapercibidos desde el inicio o fueron diagnosticados de forma errónea de esguince, son más complejos pues el tendón se encuentra alargado, engrosado y con una cicatriz que habrá que resecar y aumentar con un tendón anexo como el flexor largo del primer dedo. Sin embargo, los pacientes suelen mostrar mucha satisfacción con estas técnicas específicas de reconstrucción del tendón.
2. Dolor en el tendón de Aquiles. Lesiones crónicas
En este apartado hay una gran variedad de lesiones cuyo denominador común es el dolor en el tendón de Aquiles de semanas o meses de evolución. El problema que identificamos en este tipo de lesiones suele ser que el deportista llega tarde al traumatólogo especializado que trata habitualmente este tipo de lesiones. Un diagnóstico precoz en las lesiones degenerativas del tendón de Aquiles puede tener una solución más sencilla, no obstante, en lesiones muy evolucionadas en el tiempo el pronóstico es más incierto.
Un diagnóstico precoz en las lesiones degenerativas del tendón de Aquiles puede tener una solución más sencilla
Diferenciamos dos grandes grupos de lesiones en este apartado:
- Lesiones insercionales (representan las lesiones de la unión del tendón con el hueso del calcáneo).
- Lesiones no insercionales (representan las lesiones del cuerpo del tendón, localizado a 2-6 centímetros de la unión del tendón con el hueso).
Lesiones crónicas del Aquiles: insercionales
Entre las lesiones insercionales destacan la bursitis retrocalcánea (inflamación de una bursa o “bolsa” que se encuentra entre el tendón y el hueso), la deformidad de Haglund (protuberancia de hueso del calcáneo que presiona el tendón contra el calzado) y la tendinopatía insercional (degeneración o enfermedad del tendón justo en su unión al hueso).
Cada una de estas lesiones se trata de forma diferente y aconsejamos la valoración por un especialista pero en general los ejercicios excéntricos se toleran mal, sobre todo si se hacen en un escalón. No están indicadas las infiltraciones, salvo que el único hallazgo sea un bursa inflamada y se realice con control ecográfico. Las ondas de choque pueden tener su papel en este apartado. Si el tratamiento conservador falla tras 6 meses, optamos por el tratamiento quirúrgico.
En caso de la deformidad de Haglund se puede realizar una calcaneoplastia (resección del sobrante de hueso del calcáneo) por endoscopia o por cirugía abierta, mientras que si existe tendinopatía insercional asociada (enfermedad de la inserción tendinosa con/sin calcificación parecida a un espolón) aconsejamos hacer cirugía abierta para “sanear” el tendón enfermo y reinsertarlo nuevamente en el calcáneo a la vez que se remodela el sobrante de hueso del calcáneo. Una vez realizado el tratamiento quirúrgico y rehabilitador, los pacientes suelen retomar sus actividades deportivas nuevamente a los 4-6 meses aunque se suele tardar entre 8-12 meses en alcanzar el nivel previo.
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Lesiones crónicas del Aquiles: no insercionales
Entre las lesiones no insercionales destacan la paratenonitis (inflamación del paratenon o tejido que envuelve al tendón de Aquiles) y la tendinosis (degeneración de fibras del tendón). La degeneración se produce por un fallo en la reparación del tendón ante pequeños daños o lesiones de las fibras, creándose un tejido de mala calidad, rico en vasos y nervios (esto sí causa dolor). Otras veces, en lesiones evolucionadas coexiste la paratenonitis con la tendinosis. Estas lesiones crónicas pueden ser perfectamente distinguidas con los nuevos equipos ecográficos en manos de un traumatólogo especializado en este tipo de lesiones.
En este tipo lesiones pueden responder bien a tratamiento conservador y ejercicios excéntricos en un alto porcentaje de pacientes, que aconsejamos realizar un mínimo de 8-12 semanas, todos los días en 2-3 sesiones.
En los que no responden ofrecemos tratamientos percutáneos guiados por ecografía o endoscopia asociados a un alargamiento del gemelo interno en la parte posterior de la rodilla, con un alto porcentaje de pacientes que vuelven a su práctica deportiva o competitiva sin perdida subjetiva de fuerza.
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Hola mi nombre es Alicia Kramer, ¿Puede usarse una pistola de ondas de choque para una tendinitis del tendón de Aquiles y yo misma aplicarlo? Muchas gracias