Muchos deportistas han sufrido la rotura del tendón de Aquiles. El bético Feddal, David Beckham (cuando jugaba en el AC Milan) o Ricky Rubio están entre ellos. Kevin Durant, uno de los mejores jugadores de la NBA, sufrió esta dolorosa rotura mientras su equipo, Golden State Warriors, disputaba las finales por el anillo contra Toronto Raptors. Durant había sido baja en los partidos anteriores, y quizá verse ante el riesgo inmediato de perder el título aceleró su vuelta, que sin embargo fue breve. A los 12 minutos del quinto partido, el alero sufrió la rotura del tendón de Aquiles. Tardará meses en volver a jugar.
Hemos preguntado al doctor Sergio Tejero, especialista en Traumatología y cirugía del pie, y coordinador de la Unidad de tobillo y pie en Clínicas Beiman, por las circunstancias que la rodean. ¿Por qué se produce la rotura del tendón de Aquiles? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Qué implica? ¿Cómo se recupera?
El origen de la lesión: de la tendinosis a la rotura
“La rotura del tendón de Aquiles ocurre por una degeneración previa del tendón”, explica el doctor. Es cierto que este tendón es el más potente del cuerpo humano, y está preparado para aguantar las mayores cargas. El tendón de Aquiles (o calcáneo) llega a soportar hasta 12,5 veces el peso corporal.
Sin embargo, sufre con el sobreuso, especialmente en determinados deportes y a partir de edades avanzadas. De las tendinopatías que pueden acabar produciendo una rotura del tendón de Aquiles te hablamos en profundidad en este artículo. La degeneración del tendón de Aquiles produce una tendinosis, y la tendinosis “a veces avisa y a veces no”. Si avisa, el deportista sufrirá dolor y probablemente haga un alto en su actividad deportiva antes de sufrir la rotura.
“El problema es que en muchas ocasiones no sabemos el estado de la degeneración si no hacemos una prueba complementaria, como la ecografía”, advierte el doctor Tejero. Por eso, el experto de Clínicas Beiman recomienda que los equipos profesionales incluyan esa prueba dentro del screening de los deportistas de cierta edad, con el fin de descartar tendinopatías crónicas. Con todo, lo normal en un deportista habitual es que note los síntomas antes de la rotura.
Es distinto para los deportistas recreacionales y esporádicos. En ese caso, es posible que el primer síntoma de la degeneración sea ya la rotura del tendón de Aquiles. Cuando ocurre, el paciente siente algo parecido a una pedrada o un chasquido. Ahí, el tendón de Aquiles ya se ha roto. La rotura inhabilita para realizar casi cualquier gesto deportivo.
Rotura del tendón de Aquiles: ¿cómo se produce?
La rotura del tendón de Aquiles “es consecuencia de un mecanismo excéntrico”, explica el doctor Sergio Tejero. Hay una contracción del gemelo o del sóleo, y en la contracción se rompe el tendón porque estaba degenerado, que previamente había perdido su capacidad viscoelástica para resistir y absorber las fuertes cargas a las que se le somete. “Si está en perfectas condiciones no se rompe”, abunda el doctor.
En el caso de Kevin Durant, circulan vídeos con la imagen ampliada en los que se observa el preciso momento en que se produce la rotura del tendón de Aquiles. ¿Por qué sufrie una lesión así un jugador de alto nivel, sometido a los mejores controles médicos? Bob Myers, manager general de los Golden State Warriors, dijo entre lágrimas que si había algún culpable, era él. Durant se había perdido las últimas semanas de competición por una lesión en el cuádriceps. Los Warriors, favoritos al título pero contra las cuerdas en el duelo final contra los Raptors, también habían sufrido bajas importantes en los primeros duelos de la eliminatoria. Antes de su vuelta, hubo expertos que advirtieron de los riesgos de una vuelta precipitada.
¿Se precipitó Durant volviendo a un ritmo de exigencia tan alto después de semanas de inactividad? ¿Pudo influir en la rotura? El doctor Sergio Tejero no conoce a fondo el caso, pero advierte de que si estuvo parado por otra lesión y al volver ha sufrido la rotura del tendón de Aquiles, significa que este ya estaba degenerado. Es probable entonces que sufriera los síntomas previos, pero aun así decidió forzar por la importancia de los partidos en juego. En estos casos, el riesgo es alto.
Una vez que se produce, la rotura del tendón de Aquiles se diagnostica de forma clínica. “Explorándolo ya sabemos que se ha roto el tendón, aunque normalmente hacemos alguna prueba complementaria: ecografía o resonancia, para confirmar si es total o parcial”.
Rotura de tendón de Aquiles: tratamiento quirúrgico
El tratamiento de la rotura del tendón de Aquiles es casi siempre quirúrgico. En personas mayores o con riesgos en una intervención puede optarse excepcionalmente por un tratamiento conservador, pero la intervención aminora el riesgo de sufrir nuevas roturas. La cirugía reproduce con mayor fiabilidad la longitud nativa del tendón, mientras que el tratamiento conservador puede dejar un tendón demasiado largo, lo que hace perder fuerza para la propulsión en la marcha o la carrera.
El especialista de Clínicas Beiman señala que en los últimos años se han producido grandes avances en la cirugía de la rotura del tendón de Aquiles. Se trata básicamente de una cirugía de aproximación de dos cabos mediante sutura: “El tendón es como una cuerda rota y desflecada y la operación consiste en reposicionar los extremos y reconstruirlos”.
La intervención puede realizarse con técnicas abiertas y con técnicas mínimamente invasivas, en función del tipo de actividad deportiva y de las características del paciente y del tendón. En general, para deportistas de competición se aconseja una cirugía abierta.
Dos o tres semanas después de la intervención quirúrgica los pacientes pueden empezar a mover el pie y a cargar, incrementando la carga progresivamente. En seis semanas se abandona la inmovilización, y si inician los trabajos de movilización, en los que cobra un papel fundamental el trabajo del fisioterapeuta. La práctica deportiva no es aconsejable hasta transcurridos seis meses, siempre con cautela, bajo la tutela del preparador físico o fisioterapeuta, y realizando un calentamiento adecuado.
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