“En niños y adolescentes, ese dolor es por el crecimiento”. Con frecuencia escuchamos esta frase para referirse a dolores puntuales y, sobre todo, en jóvenes que practican deporte. En este inicio de temporada, en mi consulta de traumatología deportiva y urgencias no suele faltar una “lesión por crecimiento” pero, ¿qué son exactamente estas lesiones?

Para empezar, diremos que son dolores que se ubican en zonas de inserción de los tendones con las zonas óseas que aún son cartílagos antes de su calcificación. Estas zonas se conocen como apófisis y epífisis. Pueden localizarse generalmente en los talones (calcáneos) y rodillas (rótula o tibias) pero, últimamente, además de las anteriores, veo con más frecuencia y con consideraciones mayores en la pelvis (isquiones y espinas iliacas). De ahí mi inquietud de dar a conocer un poco más estas lesiones y cómo tratarlas.

Causas de la “lesión por crecimiento”

Podemos agrupar las causas de este tipo de lesiones “por crecimiento” en dos grupos:

  • Intrínsecas (del propio jugador): La isquemia (disminución transitoria del riego sanguíneo) es la principal causa. Además, podemos enumerar una mala alineación de extremidades inferiores, discrepancia de longitud de extremidades (disimetría), o desequilibrio muscular agonistas-antagonistas.
  • Extrínsecas (ajenas al jugador): Errores de entrenamiento, duración o intensidad excesiva, poco descanso, superficies inadecuadas de entrenamiento o juego, condiciones ambientales (cambios bruscos de temperatura), equipamiento incorrecto, o calentamiento insuficiente.

El mecanismo lesional es una contracción brusca de la musculatura que se inserta en la apófisis/epífisis, de manera continua y/o exigida.

Su evolución empieza con la necrosis del centro del cartílago de crecimiento, para dar paso a una revascularización, una reosificación y una reabsorción del hueso muerto. A veces puede dejar secuelas deformantes si no son tratadas de la mejor manera. Teniendo en cuenta su evolución, hay que tener un reposo deportivo adecuado en tiempo de 3 a 4 semanas.

Diagnóstico de las “lesiones por crecimiento”

El diagnóstico es radiográfico, donde podemos ver desde mineralización irregular hasta fragmentación ósea. Además, hay que considerar el contexto clínico, donde los antecedentes como molestias desde días o semanas previas hasta el dolor intenso serán determinantes.

El examen físico también es crucial: la palpación en la apófisis lesionada produce dolor al igual que el estiramiento pasivo de los músculos comprometidos.

Tratamiento de las “lesiones por crecimiento”

El tratamiento genérico de este tipo de lesiones pasa por el reposo deportivo en promedio de 3 semanas, y, según el grado, disminución de la sintomatología con frío y antiinflamatorios, y eliminación de los factores de tensión (con estiramiento de los músculos comprometidos a diario después de la primera semana).

Como alternativa al reposo deportivos de impacto se podría realizar trabajo con bicicleta.

Además, la fisioterapia antiinflamatoria (magnetoterapia, ultrasonido -ondas de choque-, diatermia, laserterapia), ayuda a mejora la sintomatología y acorta el tiempo de recuperación.

Otra opción es la sesión con osteopatía para manipulación pélvica, sobre todo si la lesión es a nivel pélvico o rodilla.

El reequilibrio muscular con preparador físico (flexibilidad y fuerza de agonistas y antagonistas) también puede jugar un papel fundamental en la recuperación de estas lesiones por crecimiento. Además, si hay recurrencia en la patología, se recomienda realizarse un estudio biomecánico de la pisada para uso de plantillas si es necesario, salvo en el caso de enfermedad de Sever, en el que casi es preferible ayudar con plantillas para descarga, muchas veces desde su diagnóstico.

Osgood-Schlatter y Sever: las lesiones más específicas de los deportistas en edad de crecimiento

La aparición de múltiples zonas de dolor post esfuerzo físico también se está asociando a consumo de alimentos con alto índice glucémico (azúcares de golosinas, bebidas y bollería industrial), por lo tanto éstos deben limitarse.

Por último, es importante poner énfasis en una adecuada rehabilitación de estas lesiones para prevenir secuelas como: avulsiones (arrancamiento), bordes óseos irregulares y calcificaciones en el tendón comprometido de cara a futuro.

Zonas más comunes de dolor en las lesiones por crecimiento

Pelvis

  • Cresta iliaca. Músculos cuadrado lumbar, dorsal ancho y oblicuo externo.
  • Espina iliaca Antero superior = Dupas (Tendón del Sartorio y tensor de la fascia lata).
  • Espina iliaca Antero inferior = De Cuveland-Heuck (Recto femoral).
  • Trocánter menor (Tendón común del psoas iliaco).
  • Tuberosidad isquiática = Kremser (isquiotibiales).

Rodilla

  • Polo inferior de la rótula = Sinding Larsen Johansson (Tendón rotuliano a proximal).
  • Tubérculo de la tibia = Osgood Schlatter (Tendón rotuliano a distal)

Pie

  • Tuberosidad mayor del calcáneo = Enfermedad de Sever (Tendón aquíleo).
  • Base del 5to MTT = Enfermedad de Iselin (Tendón del músculo peroneo lateral corto).
  • Escafoides o navicular: Avulsión del tibial posterior.

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