Juan Antonio Vázquez (Sevilla, 1983) es uno de esos deportistas con una historia digna de contar. El veterano jugador de balonmano, popularmente conocido como Chispi, sufrió en octubre de 2015 una rotura del ligamento cruzado anterior y del menisco interno de la rodilla derecha. Seis meses después, cuando faltaba una semana para que le dieran el alta, Chispi volvió a romperse el mismo ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Previamente, en 2010, Chispi sufrió la temida lesión de la triada y tuvo que pasar por quirófano varias veces debido a una infección en la rodilla.
Ninguno de estos contratiempos ha impedido al actual jugador del Ángel Ximénez AVIA Puente Genil, club de balonmano de la Liga ASOBAL, seguir disfrutando de su deporte. Así, llegó a ser máximo goleador de la ASOBAL en la temporada 2014/2015. Además, es todo un histórico y un referente en la Selección de Balonmano Playa, con la que ha logrado numerosos reconocimientos y títulos internacionales. Chispi cumple esta temporada su undécima campaña como profesional tras pasar por clubes como Keymare Almería, CB Antequera, CB Granollers, CSM Bucarest, BM Puerto Sagunto y Dijon Bourgogne HB. Repasamos con él los aspectos claves de su deporte y cómo ha logrado recuperarse física y mentalmente después de sus problemas de lesiones.
-salud+deporte: ¿Cuáles diría que son los beneficios para la salud que tiene su deporte, el balonmano?
-Juan Antonio Vázquez: El balonmano, como cualquier deporte de equipo, ya trae consigo unas mejoras en las relaciones sociales. Físicamente, es uno de los deportes más completos ya que se necesita una gran fuerza en el tren inferior y superior, una resistencia aeróbica y anaeróbica debido a los cambios de ritmo, y una buena calidad muscular para no sufrir lesiones.
-Y, para ser un buen jugador de balonmano, ¿cuáles son los aspectos a tener en cuenta?
-La fuerza y la velocidad si hablamos de cualidades físicas. Es un deporte donde tener fuerza y aplicarle velocidad es importantísimo. También es vital ser rápido a la hora de tomar decisiones. Mi trayectoria dentro de la ASOBAL se debe a las cualidades físicas que tenía, al menos hasta que se me han acumulado las lesiones, y por un buen entendimiento del juego.
-Parte de su carrera ha estado marcada por algunas lesiones de gravedad como la tríada o la rotura del ligamento anterior de la rodilla. ¿Cómo se recupera mentalmente un deportista de esos ‘golpes’?
-Te podría hablar de filosofía de vida, de ser optimista. Me considera una persona bastante realista. Los problemas no se pueden dejar pasar. Me dedico profesionalmente a ello, me gusta lo que hago y las lesiones han sido unos pequeños baches, cosas inherentes a nuestra carrera. No voy a decirte que no me haya venido abajo porque son lesiones muy largas y hay ciertos días en los que piensas que estás muy solo y que no hay necesidad de sufrir. Pero la recompensa de cuando te recuperas y vuelves a jugar no tiene precio. Los tres pilares en los que me he apoyado en la recuperación de las lesiones han sido que me gusta lo que hago, que me dedico a ello y la gran recompensa que hay al final de la recuperación.
-¿Y físicamente? ¿Somos consciente del trabajo de recuperación que hay detrás de las lesiones que ha sufrido?
-Yo, hasta que me lesioné la rodilla por primera vez, no era consciente de lo sacrificado que era. Primero, por tema de dolor: el postoperatorio es muy doloroso, incómodo y desagradable. Al operarte los meniscos, durante las cuatro-seis primeras semanas tienes que tener la pierna estirada para que no se dañen los meniscos. Y luego, el trabajo de fisioterapia y rehabilitaciones en clínica. Yo hacía cuatro horas de recuperación por la mañana y tres por la tarde, prácticamente, durante cuatro meses. Y en solitario, que para mí ha sido lo más duro. Ha sido como una montaña rusa de emociones: hay días que dices que bien voy y otros en los que piensas que lo que estás haciendo no vale para nada.
-Hoy, ¿diría que está al nivel de antes de sufrir las lesiones?
-Diría que no pero es más por el paso del tiempo… Físicamente me mantengo muy bien. Corriendo soy de los primeros en el grupo, cogiendo pesas también soy de los que levanto más… Pero es verdad que hay cosas que antes hacía que ahora no las realizo con la misma explosividad. Creo que es un poco mezcla de las lesiones y del paso del tiempo.
-Mentalmente, ¿cómo se puede superar ese miedo a volver a lesionarse? Teniendo en cuenta que el balonmano es un deporte donde continuamente se realizan saltos, movimientos, giros…
-Obviamente tienes respeto pero miedo, nunca. Soy consciente de a lo que me dedico. Pero sí sé de compañeros que lo que más les ha costado ha sido el ponerse en la pista y que te empujen, saltar, caer… Incluso más que la recuperación. Dar ese paso para quitarse ese miedo es lo más difícil, desde mi punto de vista. Más que una recuperación, una lesión o una operación…
-Para cerrar el capítulo de lesiones, también has tenido problemas en la mano…
-Me rompí un dedo en 2017. La suerte que tuve es que fue una rotura limpia, que no hubo que pasar por quirófano. Cualquier operación en las manos afecta bastante a un jugador de balonmano. Sobre todo, si es con la mano con la que tira.
-¿Se considera un referente de superación?
-A mi nivel y en mi deporte sí que ha habido mucha gente que me lo ha dicho. Me reconocen el mérito de superar todo lo que me ha pasado. A mí, con eso me vale.
–Ha hablado en alguna ocasión de la soledad de un deportista a la hora de superar lesiones. Muchas veces, este tema parece tabú ya que parece que los deportistas no pueden derrumbarse.
-Siempre estamos acostumbrados a ver películas y libros donde todo es de color de rosa. Pero también hay veces en las que hay que contar una historia desde el punto de vista más oscuro, por ejemplo, de si estás lesionado. A lo mejor no es lo mismo que ganar un título pero, según qué momento y según qué nivel, reponerse a una lesión puede ser más importante que ganar un título. Ahora, estoy leyendo el libro ‘Esto ya no es divertido’ de Juan Antonio García, entrenador de balonmano. Este ensayo va en esta línea. Cuando lo estoy leyendo, digo “esto lo he pensado, es lo que me ha pasado por la cabeza”.
-¿Piensa en las consecuencias que puede tener para su vida estas exigencias a las que ha sometido a su cuerpo?
-A mí me gusta el deporte. Cuando me retire de jugar al balonmano voy a seguir cuidándome, realizando actividad física y creo que eso solapará un poco el desgaste que tengo. Pero estoy seguro que cuando tenga cincuenta o sesenta años necesitaré una prótesis de rodilla o de cadera por el desgaste que he sometido a mi cuerpo.
-Por lo tanto, también está de acuerdo con la idea de que se lleva el cuerpo por encima del límite en el profesionalismo, ¿no?
-Por supuesto. El deporte es salud, claro, pero para aquella persona que va media hora a hacer pesas, bici, elíptica al gimnasio… Pero el deporte profesional no es saludable. Todo lo contrario. Va en contra de la salud.
Jose Antonio Vázquez ‘Chispi’, la vida de un deportista profesional
-¿Practica otros deportes aparte del balonmano?
-Siempre que puedo. Cuando no estoy en temporada voy al gimnasio, hago carreras de montaña, bici, salgo a correr, me gusta ir a jugar al baloncesto, al pádel… Mi vida profesional y académica la he dedicado a la actividad física.
-En el balonmano playa, donde es un referente. ¿Se pueden compaginar las disciplinas de pista y playa?
-Es una modalidad del balonmano pista así que a nivel táctico, técnico y físico es muy similar. Personalmente, es una continuidad para mantenerme en forma en el verano. Yo no he debutado con la Selección en pista, ni he jugado competiciones internacionales pero con la Selección de balonmano playa, sí. Cuando tuve la oportunidad de ir con la Selección, no la dejé pasar y sí surge en verano la ocasión, iré también.
-Después de todo lo hablado, ¿cuándo descansa Chispi?
-Días de descanso… pocos. Un deportista se dedica a hacer deporte. Se puede estar sin parar un cierto tiempo ya que cuando me retire, dentro de dos o tres años, tendré mucho tiempo para descansar.
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