Entrenador nacional, graduado en Psicología por la Universidad de Sevilla y colaborador habitual de medios de comunicación, Prieto detalla en esta entrevista las consecuencias físicas de la exigencia a la que estuvo sometido, como tantos otros, en el fútbol profesional.
(saludmadeporte) Tu retirada como futbolista profesional estuvo acelerada por los problemas de rodilla, ¿cómo empezaron estas lesiones?
(José Miguel Prieto) De joven tuve las lesiones típicas pero nunca nada grave. Todo cambió con 18 años, jugando en las categorías inferiores de la selección española. En un partido en Portugal se me quedaron clavados los tacos al girar y me rompí la rodilla. Fue una triada. Me rompí el ligamento lateral interno y, además, el menisco quedó destrozado. Es una lesión de una recuperación de nueve o diez meses. A raíz de ahí, cuando a un cuerpo se le exige el máximo rendimiento y hay una articulación que ya está tocada, se empiezan a tener pequeños problemas que con el tiempo se van agrandando.
¿Se puede decir que el resto de lesiones que has podido sufrir han partido de que esta inicial no estuviera bien curada?
Para nada. Aquella lesión estuvo perfectamente tratada. Tuve la fortuna de que me operara el doctor Jorge Guillén en Madrid y la operación fue correcta. En el caso del cruzado, se realiza una buena operación y todo funciona correctamente. Pero cuando ha habido algún problema en menisco y ya no trabaja, por así decirlo, de manera estable, la articulación se va degenerando a mayor velocidad. A largo plazo vas a tener una artrosis, pero a corto, se pueden generar otras lesiones por la descompensación que sufre el cuerpo, sobre todo con las cargas de trabajo que se dan en el deporte profesional. La mayoría de los jugadores tienen lesiones de menisco y el cuerpo le responde perfectamente pero, a raíz de esta lesión, empiezan a tener otras dolencias. Es lo que me pasó a mí. Después de esa lesión del menisco interno, tuve afectado el menisco externo… Me rompí el menisco interno de la otra rodilla. Posteriormente, otra lesión de cartílago externo en la primera rodilla. Después, rotura del menisco externo de la rodilla contraria…
Cuando ha habido algún problema en menisco y ya no trabaja, por así decirlo, de manera estable, la articulación se va degenerando a mayor velocidad.
¿Se podían haber prevenido este tipo de lesiones? Ya sea con más gimnasio, entrenamiento o descanso…
Ahora ha cambiado mucho la disciplina deportiva en cuanto a lesiones. Lo mío fue una lesión de mala suerte, ya que ocurrió en un giro. Pero es cierto que si yo hubiera hecho un trabajo específico de fortalecimiento de cuádriceps o isquiotibiales, esa lesión no se habría producido. Hoy se hace un trabajo más sistematizado de las cargas de trabajo de los entrenamientos. Se piensa más en el cuerpo del deportista. Y yo creo que es muy importante: hay que saber escuchar al cuerpo. Los que hemos sido profesionales en las últimas décadas no hemos tenido esa fortuna. Haces cosas que quizás no deberías hacer porque es tu profesión. Sin embargo, cuando el deporte es una elección, algo que forma parte de forma de vida, quizás hay que escuchar al cuerpo mucho más. Debemos dar tiempo a las recuperaciones, escuchar a los médicos, someternos a buenos estudios de las plantillas, regular muy bien las cargas… Y saber que si el cuerpo protesta, no es de una manera gratuita sino que hay algo que no estamos haciendo bien.
Tradicionalmente se asocia más deporte con más salud y eso llega a su máxima en los profesionales. Bajo tu experiencia, ¿es verdaderamente así?
El deporte de élite siempre es lesivo porque se lleva al cuerpo a un nivel de exigencia que está por encima de lo deseable. Los deportistas compiten con dolor en un porcentaje muy alto de situaciones. Competir con dolor significa que estás haciendo algo en contra de tu cuerpo. El dolor es una llamada de alerta de tu cerebro, que te dice que tu cuerpo está sufriendo una lesión. Cualquiera que esté sufriendo dolor no debería participar en una prueba deportiva. Pero el profesional no puede hacer eso. Alguien que se está preparando todo un año para una competición, si ese día tiene una contractura, va a competir y posiblemente se rompa el cuádriceps… Y eso conlleva a otras lesiones relacionadas con esa situación. En el fútbol se juegan muchos partidos con dolor. Es mi caso, por ejemplo. Desde la lesión de la rodilla, y durante los últimos nueve años, todos los partidos me pinchaban en la rodilla para poder jugar porque esta se me hinchaba y no podía andar. Yo jugaba y me tiraba tres días en casa sin poder moverme con una bolsa de hielo. Pero a pesar de ello, sigues trabajando, entrenando… Primero porque es lo que te gusta. Y segundo, porque es tu modo de vida. Está claro que el deporte profesional es lesivo. Pero a nivel aficionado, el deporte es una manera de vivir sano.
Yo jugaba y me tiraba tres días en casa sin poder moverme con una bolsa de hielo.
¿Se puede compaginar el entrenamiento profesional con una vida sana?
Por supuesto. Yo creo que el primer cambio debe ser de los entrenadores. Deben escuchar a los médicos. No debemos permitir a los niños, a los jugadores, competir con dolor. Luego, los propios deportistas deben aprender que hay dolores que son soportables y otros que no. Por ejemplo, yo he estado once años en una escuela de fútbol y los chicos jóvenes sufren mucho de estos problemas porque no tienen aún la percepción del dolor real. Juegan con molestias, en situaciones que un adulto no asumiría porque finalmente se romperá.
Los niños y niñas necesitan orientación, ¿no?
Este aprendizaje tiene que ser gradual. No se le puede permitir a un niño jugar con un esguince de tobillo tres días después de sufrir la lesión porque esa articulación está dañada y hay que dejarla descansar. Hay que luchar por ello entre todos: los médicos, los fisioterapeutas… Y trabajar mucho con la profilaxis deportiva, potenciando el trabajo de elasticidad en las articulaciones de los niños para que tengan mayor fuerza en los músculos agonistas y antagonistas. De esa manera y controlando el dolor, claro que se puede mejorar.
Referido al tema de las lesiones, la superficie de juego ha mejorado y ayuda a que disminuyan los problemas…
En el caso del fútbol, primero los campos eran de tierra, y luego, de césped. El tipo de lesión que ha ido sufriendo el deportista a través de los años ha evolucionado. Primero había muchos problemas con fascitis plantar, especialmente por los campos de tierra, y también dolores en las articulares por los impactos en la tierra. Luego se pasó al césped natural, muchos en mal estado, así que llegaron las pubalgias, los esguinces de tobillo y problemas de rodillas. Con el césped artificial hay problemas de espalda, muchas lesiones de rodilla y esguinces. Ha cambiado el tipo de lesión, pero además que por el tipo de estructura del suelo también ha sido por el sistema médico, que ha evolucionado mucho. La especialidad de medicina deportiva ha ayudado mucho al deportista. Son personas que saben realmente lo que le está pasando a un profesional, saben escuchar, saben tratar al deportista de manera correcta. Al deportista no se le puede aislar del deporte porque tenga una lesión, sino que hay que dejarle trabajar de una manera adecuada, que sea consciente de su cuerpo. Eso lo hace un especialista, no un médico normal.
La especialidad de medicina deportiva ha ayudado mucho al deportista. Son personas que saben realmente lo que le está pasando a un profesional, saben escuchar, tratar el deportista de manera correcta.
En tu caso, y tras el fútbol y tus lesiones, ¿practicas alguna actividad deportiva?
A mí las lesiones me han mermado totalmente. Cuando me retiré, lo hice de todo. Recientemente me he operado de rodilla de nuevo. Tras varias operaciones, sigue dando problemas. Yo no podía correr, por ejemplo. Sí he podido ir en bicicleta pero tampoco en exceso. He mantenido el peso a través de ejercicios de gimnasio porque es muy importante para la rodilla.
Cuando eras profesional, ¿compaginabas la actividad del fútbol con otros deportes?
En mi etapa de formación, practicaba el baloncesto y el fútbol a partes iguales. En un momento tuve que elegir y me decanté por el fútbol. Cuando ya eres profesional, vives y sientes por el fútbol. Tras la lesión ya no tuve oportunidad de realizar otros deportes. Practiqué un poco de pádel en la parte final de mi carrera pero me causaba mucho dolor. Así que no he tenido la fortuna de practicar otros deportes.
¿Conoces otros casos similares en el fútbol o en el deporte de deportistas que, tras retirarse, sufren las consecuencias de haber exigido tanto al cuerpo?
Sin duda alguna. Se podrían hacer estudios correlacionales y estoy prácticamente seguro que el 85% de los jugadores profesionales tienen un problema en las articulaciones importantes a partir de los 45 años. Hay jugadores que acaban sus carreras sin apenas lesiones y que están en una edad adulta sin una osteoartrosis o problemas de espalda graves… pero son casos excepcionales. Yo conozco en toda mi carrera seis o siete jugadores que no han tenido problemas a posteriori. El resto, tienen dolencias graves de articulaciones porque se les ha exigido mucho. Los que tenemos la edad de cuarenta años hacia adelante, al empezar a jugar no contábamos con los medios que existen ahora. Creo que los profesionales de hoy en día, cuando tengan nuestra edad, estarán en mejores condiciones que nosotros.
Estoy prácticamente seguro que el 85% de los jugadores profesionales tienen un problema en las articulaciones importantes a partir de los 45 años
¿Te hubiera gustado cambiar algo? Conocer las consecuencias de lo que realizabas y modificarlo quizás…
Cada uno somos esclavos de nosotros y de nuestro contexto. En mi etapa, el contexto no ayudaba mucho a que los deportistas tuviéramos una gran salud. Yo tampoco fui realmente consciente y no hice nada para que en el futuro no tuviera consecuencias. Exigí mucho a mi cuerpo, hice cosas que no debería haber hecho, jugar cuando no debía, no escuchar a mi cuerpo… La concienciación por parte de cada individuo es muy importante pero también encontrarse un buen contexto en el que se proteja al deportista joven. Que un futbolista joven sepa que, por mucho que quiera jugar, si tiene una rotura no puede hacerlo, porque eso te va a lastrar en el futuro. Si yo hubiera tenido ese tipo de ayuda, no estaría hoy como estoy. Pero también debería haber sido más consciente de que exigiendo al cuerpo como lo hacía, el futuro me deparaba consecuencias.
Foto portada: LaLiga Santander
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