Las tendinopatías son las lesiones más frecuentes en la práctica deportiva y están entre las más comunes en la población general. Un 30% de los corredores sufren tendinopatías crónicas (con la tendinitis del Aquiles como principal y otrasa tener en cuenta como la tendinopatía rotuliana) y un 40% de los deportistas de raqueta presentan epicondilitis (1,2). En este artículo, te presentamos
La mayoría de las tendinopatías son de causa mecánica, debido a microtraumatismos repetidos que vencen la resistencia a la tracción del tendón por cambios en su eje de trabajo, o por lesiones degenerativas preexistentes (3). Este tipo de tendinopatías, denominadas por sobrecarga, presentan lesiones intratendinosas y afectan casi exclusivamente a tendones biarticulares, extensores y en movimientos de desaceleración (contracciones excéntricas) como Aquiles, rotuliano y epicondíleos laterales.
Estas lesiones por sobreesfuerzo son consecuencia de un cambio rápido o excesivo de la actividad o de la resistencia, en los que también interviene la falta de periodos de descanso para que el tendón se recupere. Por ello, los entrenamientos largos, intensivos y frecuentes con pocas horas de descanso constituyen un factor de riesgo para la aparición de este tipo de lesiones.
Las medidas terapéuticas ensayadas en las tendinopatías incluyen medios físicos, fármacos, electroterapia, laserterapia, ortesis e incluso cirugía, pero en todos los casos deberemos incluir un programa de ejercicios específicos para cada tendinopatía para favorecer una adecuada recuperación de la lesión. Con frecuencia este programa de ejercicios se olvida o es incompleto.
Salvo una adecuada programación y progresión de ejercicios, ninguna de las restantes medidas terapéuticas utilizadas en las tendinopatías pueden, por sí solas, recuperar al tendón por completo.
Entre los diversos tipos de tratamientos de las tendinopatías destacan los ejercicios excéntricos y de estiramiento como la primera opción terapéutica (4, 5, 6), siendo su nivel de evidencia moderado.
Los ejercicios terapéuticos parecen mejorar la reorganización de la matriz extracelular, aumentar la síntesis de colágeno, reducir la actividad de los tenocitos y mejorar la distensibilidad del tendón (8,9), así como conseguir un efecto analgésico (10,11).
La cinesiterapia (el movimiento como medida para mejorar la salud o recuperarse de una lesión o disfunción) variará según la localización del tendón afecto ya que la forma en la que la absorción de la energía sea distribuida es importante.
Cada tendinopatía requiere un enfoque complejo en términos de rehabilitación funcional, pero éste se ceñirá a los siguientes principios:
- Diseñar ejercicios que activen de forma predominante y, si es posible, exclusiva, el músculo lesionado.
- El manejo de la carga es el punto básico del programa. La forma de evaluar la respuesta terapéutica del tendón al incremento de la carga es mediante la cuantificación del dolor el día después del ejercicio, medida a la misma hora, con una tabla de Evaluación Visual Analógica (EVA).
- El dolor y el reposo total inhiben el uso de la capacidad elástica del tendón y por tanto su capacidad funcional. El reposo total reduce la tolerancia a la carga y la dureza del tendón en un periodo de dos semanas junto con una disminución de la fuerza y de la función de la cadena cinética (12, 13). En un primer periodo del protocolo terapéutico es beneficioso realizar primero el ejercicio en el lado no afecto, ya que ello facilitará el desarrollo del patrón neuromuscular en el lado lesionado, así como en las fases avanzadas, ya que ayudará a la precisión en la ejecución del movimiento.
- Progresión de la carga y tipo de ejercicio. Hay que tener en cuenta que el principal objetivo de la recuperación funcional es devolver a la unidad musculoesquelética su capacidad de producir fuerza de tal forma que el tendón sea capaz de acumular y liberar energía en los movimientos deportivos. Por otro lado, las cargas deberían ir de moderadas a altas, de la forma más cuantificada posible, empezando por el rango medio del arco de movilidad hasta llegar a los extremos, ya que así se reduce la compresión en la zona más débil que es la inserción del tendón al hueso (12).
Teniendo en cuenta estas consideraciones generales, hay que seguir la siguiente secuencia con respecto al tipo de ejercicio, modificando la carga de forma progresiva, y empezando por incrementos de frecuencia, luego de volumen y, por último, de intensidad (14,15,16).
- Ejercicios isométricos
- Ejercicios de fuerza
- Ejercicios de fuerza aplicada
- Ejercicios con predominio de la velocidad
- Ejercicios pliométricos
En una primera fase, con tendones dolorosos, las contracciones isométricas deben ser superiores al 70% de la Máxima Contracción Voluntaria, manteniéndolas entre 40 y 60 segundos y repitiéndolas muchas veces al día.
Si aparece mucho dolor se puede acortar el tiempo de mantenimiento y reducir el número de repeticiones. Y si se producen vibraciones en la ejecución de la contracción significa que estamos fatigando al músculo y que la carga es excesiva, debiendo parar y volver a un menor tiempo de mantenimiento.
Una vez superada la fase aguda de la lesión del tendón y cuando la respuesta evaluativa al dolor en los ejercicios isométricos y concéntricos sea baja, se empezará con los movimientos de ejercicios excéntricos lentos (6 segundos para la fase concéntrica y otros 6 para la excéntrica) en un rango medio, incrementando progresivamente la carga y luego la velocidad. Debe haber alternancia entre isométricos y lentos dinámicos.
Por último, se añadirán ejercicios dinámicos rápidos o pliométricos (aquellos que combinan secuencialmente excéntricos y concéntricos) con 6-8 repeticiones y reposos de 2 minutos entre cada uno de ellos, alternando con dinámicos lentos e isométricos (un día dinámicos rápidos, al día siguiente dinámicos lentos y al siguiente isométricos). Los pliométricos incluyen aterrizajes, sprints y paradas en seco; y sobre todo aquellos que se parezcan a los que deba realizar el paciente en su actividad deportiva.
Estas medidas generales están basadas en la recopilación de los conocimientos y experiencias actuales aunque precisan de una mayor evidencia en su efectividad, pero pueden ser una ayuda importante para diseñar protocolos terapéuticos de cada una de las tendinopatías teniendo en cuenta el aparataje disponible y las características particulares de cada deportista.
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