Existe consenso médico y científico en que ejercicio físico supervisado, en personas no sedentarias antes del embarazo, genera numerosos beneficios para la salud no solo de la embarazada sino también del feto. Ahora, una nueva investigación de la Universidad de Granada ha demostrado que las mujeres que son más sedentarias durante segundo trimestre del embarazo tienen una mayor probabilidad de dar a luz a su bebé mediante cesárea y que, en contraposición, aquellas embarazadas que practican más deporte de cualquier intensidad en ese periodo de gestación suelen tener partos vaginales.
Esta investigación insiste en el hecho de que las madres no son las únicas beneficiarias de la actividad física durante el embarazo. También lo son sus bebés, que al nacer presentan mejores niveles de saturación de oxígeno y menor acidez en la arteria del cordón umbilical, lo que implica un mejor funcionamiento de la placenta, y menor riesgo de nacer por cesárea. Las mujeres activas mostrarían “un funcionamiento óptimo tanto de la placenta como de los mecanismos compensatorios del feto ante las restricciones agudas de flujo sanguíneo” por las contracciones uterinas durante el parto, ha informado la UGR en un comunicado.
La investigación, publicada en la revista Scandinavian Journal of Medicine & Science in Sports, tenía como objetivo analizar la relación entre el tiempo de sedentarismo y la actividad física realizada por las gestantes durante el embarazo con resultados maternos y fetales relacionados con el parto. Además, pretendía explorar si el tiempo de sedentarismo y actividad física influyen en el tipo de parto, como ha quedado demostrado.
El ejercicio físico (con cabeza) mejora la salud de la embarazada y de su bebé
Ejercicio físico y cesárea
Un total de 94 mujeres embarazadas, con edades comprendidas entre 28 y 38 años, han participado en este estudio. Para poder registrar su actividad física durante el embarazo, las investigadoras colocaron a las participantes sensores alrededor de sus caderas durante nueve días consecutivos a partir de la decimosexta semana de gestación.
Además, los resultados del parto fueron recabados de la historia clínica de las investigadas y sus bebés fueron sometidos a estudios de gasometría arterial y venal del cordón umbilical inmediatamente después del parto.
“El mayor hallazgo del presente estudio es que los bebés de madres más sedentarias tuvieron mayores concentraciones de dióxido de carbono y por tanto un pH más ácido, tanto en arteria como en vena umbilicales. Estos resultados podrían ser indicativos de una perfusión placentaria deficiente”, explica la autora principal de este trabajo, la investigadora Laura Baena García.
Estudios previos han sugerido que la práctica de ejercicio físico de forma regular por parte de las embarazadas aumenta la vascularización placentaria y, por tanto, la capacidad para perfundir oxígeno y nutrientes al feto, incluso en situaciones de estrés metabólico, como se produce durante el trabajo de parto. Por ello, es posible que la actividad física tenga efectos similares, por lo que se necesitan estudios adicionales para contrastar esta hipótesis.
Las investigadores señalan que más del 24% de los nacimientos registrados en este estudio se produjeron por cesárea, un porcentaje muy superior al recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que establece que una ratio por encima del 10% no se relaciona con una disminución de la morbilidad y mortalidad materna y neonatal. Teniendo en cuenta que tan sólo una cuarta parte de las participantes cumplían con las recomendaciones de actividad física del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología para este periodo,”debemos considerar que todavía hay que dotar de más información y herramientas a las gestantes, para conseguir una mejora de su salud y de su descendencia”, señalan las autoras.
Añadir comentario