El campus de fútbol base La Cantera ha celebrado este mes su sexta edición en la provincia de Cádiz, afianzándose así como uno de los espacios de formación deportiva más relevantes en Andalucía. En este campus se realiza un trabajo formativo con los jóvenes aspirantes a futbolistas desde los cinco hasta los dieciocho años. Todos los que forman parte del equipo técnico tienen claro su objetivo: transmitir valores.

Al frente de la organización se encuentra Sebastián Herrera (Trebujena, 1957), un referente en el trabajo con categorías inferiores del fútbol en Andalucía. Su paso por Xerez Deportivo, Cádiz CF o Portuense, entre otros muchos clubes, le acredita en este apartado. También ha desarrollado labores de ojeador para equipos de primer nivel mundial como el FC Barcelona o el Real Madrid. Hablamos con él de temas tan importantes para los jóvenes deportistas como la presión a la que se ven sometidos, su formación, sus hábitos y sus aspiraciones.

salud+deporte: ¿Cuál es el objetivo del campus La Cantera?
Sebastián Herrera: El principal objetivo es transmitir valores a través del balón. Yo pienso que el balón es el instrumento más maravilloso para enseñar. Con el paso del tiempo hemos notado diferencias bastante grandes entre los chicos que  llevan con nosotros varios años y los que no. Han asimilado perfectamente lo que es el deporte, lo que tiene que ser el fútbol. Son jóvenes educados, buenos estudiantes y respetuosos con los demás.

– ¿Dónde se nota especialmente esa diferencia?
Pues en el comedor, por ejemplo. Muchos jóvenes que llegan nuevos tienen unos hábitos diferentes, lejos de los que podríamos llamar actitudes correctas y educadas. Hay otros muchos factores en los que incidimos: desde el respeto a los demás, a la importancia de alimentarse bien, de hidratarse, de disfrutar del ocio…

-¿Llegan muchos niños de estas edades ya con el objetivo de ser profesional?
Desgraciadamente, sí. Diría que un 90% de los chicos vienen con el pensamiento de ser profesional, de ganar dinero rápido, y ahí es donde se pierden los valores que deben impregnar su vida y su relación con el deporte en estas edades. Muchas veces no es culpa de ellos mismos, sino del entorno.

Puedo presumir de que todos los niños que he tenido y que se han convertido en profesionales, lo son porque han sido distintos de los demás y han asumido que el éxito es divertirse cada día y amar mucho el fútbol.

– ¿Identifican a estos jóvenes rápidamente?
Sí. Especialmente por la forma de entrenar: es un jugador egoísta. Aunque se le expliquen las cosas, las hace a su manera. Presta poca atención, ya que viene mal formado desde otros ámbitos… También se nota que están algo presionados por sus padres. Muchos no asumen esa labor de formación que proponemos en campus como éste, sino lo que hacen es fomentar las cualidades que ya tienen.

– ¿Es posible compaginar ese desarrollo de los valores en los jóvenes con la búsqueda del profesionalismo?
Yo creo que sí, pero hay que empezar a trabajar con ellos desde edades tempranas. Tienen que tener entrenadores y educadores que tengan ese objetivo de transmitir valores. Yo puedo presumir de que todos los niños que he tenido y que se han convertido en profesionales, lo son porque han sido distintos de los demás y han asumido que el éxito es divertirse cada día y amar mucho el fútbol.

Cuando se fijan en los profesionales, la mayoría de ellos son ejemplos negativos.

– En el otro lado tenemos las llamadas malas actitudes, muchas de ellas relacionadas con lo que vemos en la televisión con deportistas de élite…
Sin duda alguna. Yo digo que el ejemplo es la única forma de influir. Cuando se fijan en los profesionales, la mayoría de ellos son ejemplos negativos. Yo suelo traer al campus a muchos futbolistas en formación, muy cerquita de la élite, incluso de grandes equipos como el FC Barcelona o el Real Madrid. Los prefiero incluso antes que el jugador de élite porque creo que ellos son el verdadero ejemplo.

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– Estamos en una época en la que la presión a los niños es máxima. ¿Cómo se trabaja esta situación con ellos?
El fútbol formativo tiene que evitar esta presión a toda costa. Y el mejor modo es hacerlo de forma que los niños entiendan este deporte como un juego de divertimento.

– ¿Te has encontrado casos en los que la presión ha afectado a los jóvenes?
Desgraciadamente, sí. En estos seis años me he encontrado casos bastantes dolorosos: los niños a veces te cuentan cosas increíbles, como por ejemplo, que no cenan porque vienen de jugar y el padre les ha reñido porque no han hecho un buen partido… A veces tienen demasiada presión.

– ¿Qué le diría a los padres sobre esa presión que ejercen a los niños?
Les aconsejaría que en el plano deportivo no se metiesen para nada y dejaran a los profesionales. Ellos tienen que influir en el apartado educativo, en los estudios, en conseguir que sus hijos tengan hábitos saludables… Y en el deporte, que apoyen para que sus hijos estén felices y se diviertan. En el campus prestamos atención a todo esto, tenemos una conexión directa entre padres e hijos.

Aconsejaría a los padres y madres que no se metan en el plano deportivo y que dejen a los profesionales.

– ¿Cuál crees que debe ser el objetivo en esta etapa para los jóvenes?
Ahora mismo hay un conjunto de aspectos en los que se tiene que trabajar. Para mí, antes de que lleguen a ser profesionales, los niños tienen que entender que el deporte les tiene que ayudar a formarse como personas. A su vez, les diría que no se obsesionen con que van a ser profesionales porque eso va a ser complicado, sino que su meta debe ser seguir desarrollándose y divirtiéndose en el día a día. Por eso la importancia de este campus, es de gran ayuda para seguir practicando el deporte de un modo sano.

– ¿Cómo trabajan en el campus la salud deportiva de los jóvenes?
No es una tarea sencilla. Ya se ha hablado de la falta de base que tienen pero aquí sí incidimos mucho que sin ese asentamiento de conocimientos va a ser difícil que consigan cosas en la vida. Se trabaja especialmente desde el punto de vista mental: con pedagogía aplicada a cada edad y buscando que el niño sea consciente de la importancia de ese trabajo.

– ¿Saben los jóvenes de la trascendencia de hábitos saludables para prevenir lesiones como los calentamientos o los estiramientos?
Muy pocos, aunque muchos de ellos están federados. Quizás los entrenadores de los equipos tratan de obtener un rendimiento directo y no piensan en el futuro de los niños, así que muchos de ellos tampoco le dan importancia. Nosotros sí nos detenemos mucho con la salud de los jóvenes. Hablamos de la metodología del calentamiento y de calentamiento, de las paradas adecuadas en cada momento para que se hidraten y alimenten. De este modo, hemos logrado que este año no haya lesiones, solo pequeños golpes sin importancia.

Para mí, antes de que lleguen a ser profesionales, los niños tienen que entender que el deporte les tiene que ayudar a formarse como personas.

– ¿Hay algún tipo de lesión que se repita en este apartado?
Especialmente el tema muscular. Muchos de ellos llegan y, si no estamos atentos, ponen el balón en el campo y empiezan a disparar a portería sin hacer el calentamiento adecuado. Estas acciones provocan muchas lesiones musculares. También hemos detectado problemas con las botas. No utilizan el calzado adecuado, apoyan mal y tienen lesiones de esguinces de tobillo de forma frecuente.

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– En su opinión, ¿qué requisitos debe cumplir un campus deportivo para que unos padres decidan inscribir a sus hijos?
Creo que los padres se tienen que preguntar el objetivo que ellos persiguen. Si es para que mejoren en el aspecto deportivo, pueden ir a cualquier campus porque mientras el niño esté en contacto con el balón va a poder desarrollar sus cualidades. Pero hay otro tema muy importante, como es la formación integral del niño o niña. En un campus como éste le damos mucha importancia a valores como el sacrificio, el esfuerzo, el estudio, la educación, el respeto, la alimentación… Es la garantía que deberían buscar.

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Foto de portada: Juan Luna

Antonio Alvarez Lovillo

Deportista ocasional y periodista permanente. Apasionado de estas dos temáticas, en todas sus vertientes. Me gusta contar historias y hazañas. Y en el deporte es donde más ocurren. Buscando siempre la noticia y el proporcionar información útil, ya sea en radio, televisión, prensa o digital.

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