En salud+deporte tratamos de explicarte con detalle en qué consisten las lesiones de las que todos hemos oído hablar y muchos han sufrido, y en esta ocasión hemos hablado con el doctor Juan José Gil, especialista de Clínicas Beiman en Cirugía Ortopédica y Traumatología y experto en patología del miembro superior y nervio periférico, para que nos explique todo sobre la luxación de hombro.
La luxación de hombro es una de las lesiones más frecuentes en deportes de contacto, como el balonmano o el rugby, y, por razones obvias, tiene una incidencia muy alta en disciplinas como el judo. “La luxación de hombro representa un porcentaje elevado de todas las luxaciones que se producen”, explica el doctor Gil. De las lesiones que se producen con más frecuencia en el hombro te hablamos en su día en este reportaje.
En el hombro hay cuatro articulaciones. La luxación que comúnmente conocemos como luxación de hombro suele producirse cuando la cabeza humeral sale de la cavidad donde se encuentra alojada en la escápula. “Es decir, cuando hay pérdida del contacto entre la cabeza humeral y la glenoides escapular“.
El doctor Gil señala que esta lesión tiene especial incidencia en dos tramos de edad: entre la segunda y la tercera década de vida se producen luxaciones vinculadas a traumatismos de “alta energía”(es decir, los impactos) y la práctica de determinados deportes; a partir de los cincuenta años, se producen luxaciones por traumatismos de “baja energía” y a consecuencia de una caída.
Esta distinción entre la luxación de hombro a una y otra edad es importante, porque las luxaciones a edad temprana suelen tener una alta tasa de recurrencia.
Luxación de hombro: tipología
Cuando se producen episodios de luxación o subluxación del hombro con carácter recurrente, el doctor Juan José Gil aclara que se trata de una entidad conocida como inestabilidad glenohumeral de la que se distinguen tres tipos básicos:
- Aquellas en las que el primer episodio se produjo como consecuencia de un traumatismo directo o indirecto. “Suelen tener una lesión asociada, y si se produce una recurrencia van a ser candidatos a cirugía”, señala.
- Vinculadas a cierta hiperlaxitud articular, que predispone al paciente a sufrir luxaciones de repetición. “En este grupo intentaremos evitar la cirugía, ya que se pueden beneficiar de un programa intensivo de rehabilitación”.
- Aquellas en las que no hay una luxación franca de la articulación del húmero, sino pequeñas “microinestabilidades“. El especialista explica que suelen sufrirlas los deportistas que realizan un sobreuso de la articulación del hombro en actividades que llevan la mano por encima de la altura de la cabeza. “Suele deberse a maniobras de repetición en los límites de los arcos de movimiento de la articulación del hombro, como la rotación externa, fundamentalmente”, concreta el doctor. Por ejemplo, determinados gestos en el tenis u otros deportes de pala, lanzamientos en el béisbol o el atletismo o movimientos repetitivos en la natación.
Síntomas y diagnóstico de la luxación del hombro
La sintomatología en todos los casos es conocida: un dolor intenso en el momento de la luxación, seguido de impotencia prácticamente completa de todas las funciones de la articulación del hombro. Un paciente puede llegar a sufrir varias luxaciones en un mismo mes o incluso varias a cada semana, cada vez con movimientos de menor energía o determinados movimientos si el paciente está desprevenido. “Puede llegar a ser lesión incapacitante no sólo para la práctica deportiva sino para actividades de la vida diaria, recreacionales o laborales”, advierte el doctor Gil.
El diagnóstico de la luxación de hombro requiere de la exploración física de un especialista y de pruebas de radiología. “Es importante determinar si es un episodio aislado o si estamos en el contexto de episodios repetidos de luxación”, apunta el doctor. Los pacientes que hayan sufrido episodios repetidos de luxación de hombro son sometidos a otras pruebas diagnósticas y son candidatos a otras técnicas terapéuticas, incluido tratamiento quirúrgico.
Tratamiento de la lesión
El tratamiento de la lesión en fase aguda (es decir, cuando se acaba de producir) es muy similar en un tipo y otro. Eso sí, siempre deberá realizarlo un especialista. “Si las maniobras de reducción no son llevadas a cabo por profesional cualificado pueden producirse lesiones añadidas, fracturas, lesiones ligamentosas, lesiones nerviosas e incluso vasculares, que pueden incrementar la gravedad de la lesión”, advierte el doctor.
Una vez que el hombro ha sido reducido debe permanecer en reposo, generalmente en cabestrillo, durante varias semanas. Transcurrido ese tiempo, el paciente será sometido a un programa de rehabilitación para potenciar la musculatura inmovilizada, recuperar el balance articular y evitar futuros episodios de luxación en pacientes con especial factor de riesgo, como determinadas prácticas deportivas o trabajos.
Para la inestabilidad recurrente de hombro, es necesario establecer una distinción:
- si el paciente sufre luxaciones sin que haya mediado previamente un traumatismo, se trataría con programas de rehabilitación específicos. En las inestabilidades que se producen por hiperlaxitud constitucional del paciente, el tratamiento irá encaminado a rehabilitar, reeducar y potenciar la musculatura que actúa como estabilizador activo de la articulación.
- si, por el contrario, la inestabilidad y la luxación recurrente se deben a un primer episodio de luxación con traumatismo, el especialista comprobará, generalmente con exploración física y pruebas de imagen, si existen lesiones que puedan ser susceptibles de tratamiento quirúrgico. “En la mayoría de las luxaciones recidivantes de hombro con origen traumático es necesario reparar las estructuras lesionadas en el traumatismo inicial o en las sucesivas luxaciones”, señala el doctor.
- en la tercera modalidad de luxación de hombro, en la que se producen microinestabilidades por sobreuso, el tratamiento se basa en el seguimiento de programas de rehabilitación tendentes a reequilibrar las fuerzas a las que se somete la articulación. “Se trata de equilibrar las maniobras de rotación interna y externa, que pueden estar descompensadas”, señala el doctor.
Sólo en el caso de que la inestabilidad persista, a pesar de la rehabilitación, se valorará la posibilidad de una intervención quirúrgica, “principalmente para quienes tuvieron antecedente traumático”. En estos supuestos se recurre casi siempre a una artroscopia, que además de tratar la lesión que produce la inestabilidad, permite realizar un estudio detallado de todas las estructuras del hombro que igualmente han podido sufrir lesiones que se han producido en el hombro, que también hay que tratar.
“La principal lesión que se produce es la lesión de Bankart, un desgarro que aumenta la superficie de la cavidad glenoidea para alojar la cabeza humeral. Esto hace que la cavidad glenoidea sea menos competente para mantener la cabeza humeral en su interior”, explica el doctor. “Mediante técnicas artroscópicas podemos tratar las lesiones labrales presentes”. Tras el tratamiento quirúrgico será necesario seguir un periodo de unas tres semanas de inmovilización para que las estructuras reparadas cicatricen correctamente y a continuación un programa de rehabilitación para restaurar la función del hombro y evitar nuevas recidivas”.
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