La base de esta Receta Activa está en la propia antropología. Los seres humanos estamos diseñados para ser activos tanto física como mentalmente durante toda nuestra vida. Pasaremos por diferentes etapas a lo largo de la vida en las que variará el tipo y grado de actividad física, pero ésta nunca debería ser eliminada, pues nos facilita el desarrollo de nuestras capacidades y nos mantiene en un estado de vitalidad imprescindible para nutrir la salud y para afrontar las alteraciones y adversidades.

Ese estado de vitalidad se puede ver alterado por enfermedades, traumatismos, intoxicaciones, adversidades… Pero a veces, sin ningún motivo que sea ajeno nuestra voluntad, no lo conseguimos o lo perdemos por múltiples circunstancias. Efectivamente, hay muchas personas que carecen de salud sin padecer ninguna enfermedad (se cansan, están ansiosos, duermen mal, se sienten pesados, les duele la espalda, etcétera) y otras que se sienten muy vitales a pesar de la existencia de patologías.

Las personas estamos diseñadas para ser activas tanto física como mentalmente durante toda nuestra vida

La asistencia medicalizada y centrada casi exclusivamente en curar las enfermedades ha dificultado el desarrollo de la salud preventiva y la implicación del ciudadano en el fomento de su salud. Hasta hace poco estaba bien visto comer mucho y moverse poco. Cuando hay problemas, acudimos al médico que etiqueta los síntomas como una enfermedad que parece venir impuesta por la naturaleza y ser independiente del estilo de vida. Valentín Fuster, un eminente cardiólogo, director médico durante años del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, comentó en una entrevista que los medios diagnósticos y terapéuticos para las enfermedades cardiacas son hoy de una sofisticación extraordinaria, pero subrayó que ahora hay que ganar la batalla en los cambios de hábitos de la población.

La sociedad de la opulencia, el estilo de vida y la búsqueda de remedios fáciles para las adversidades, son el caldo de cultivo para una pasividad que nos hace débiles y que dificulta el desarrollo de nuestras facultades adaptativas y de defensa contra las adversidades. Cualquier contrariedad es catalogada como enfermedad (astenia primaveral, síndrome postvacacional…) y el paso de los años, como patología orgánica (“usted tiene artrosis reuma, la columna desviada, el apoyo plantar alterado o los huesos muy desgastados”).

Hay muchas personas que carecen de salud sin padecer ninguna enfermedad y otras que se sienten muy vitales a pesar de la existencia de patologías

Por supuesto, como remedio para todos los males están los medicamentos: “no duermo bien me tomo la pastilla; me canso, un estimulante; me pongo nervioso, me tomo un relajante; no tengo apetito, me tomo un activador de la sensación de hambre; me ha dejado mi novia, me tomo un antidepresivo”; o, el colmo de los colmos, “me falla la memoria,  me tomo un medicamento carísimo que no tiene demostrada su eficacia”. Recuerdo asistir a una persona encamada con múltiples patologías que no hablaba ni se movía y que estaba tomando el medicamento para la memoria… En este contexto, lo único que falta es el medicamento para no tener que vivir, ya que la vida se está convirtiendo en un problema que hay que solucionar.

Esta ironía esconde una realidad: El excesivo consumo de recursos sanitarios desde edades tempranas ante contrariedades y la poca participación y compromiso del paciente en el fomento de su nivel de salud,  están generando personas irresponsables, débiles y con poca capacidad de respuesta para superar estímulos negativos.

Nuestra sanidad es bastante efectiva para detectar enfermedades y en tratarlas. Sin embargo, en la relación de la sanidad con el nivel de salud de los ciudadanos pienso que debemos hacer realidad un gran cambio si queremos, por un lado, que el sistema de salud sea sostenible;  y, por otro, que los ciudadanos consigamos vivir de forma más plena.

Podemos reflexionar sobre por qué motivo venimos a este mundo y muchos coincidiríamos en uno: disfrutar de la vida. Y eso es la salud, un estado por el que estamos ágiles, controlamos nuestro cuerpo, nos aceptamos a nosotros mismos, expresamos sentimientos y conseguimos una actitud para afrontar problemas, que se plasma en relacionarnos y compartir con los demás. En nuestro trabajo como médicos del deporte queremos ayudar a las personas a conseguir ese estado de salud, asesorándolas por un lado, pero responsabilizándolas por otro.

La Receta Activa

Teniendo en cuenta esta idea, hemos desarrollado el proyecto la Receta Activa, que es el instrumento por el que el antiguo paciente se convertirá en persona proactiva de una forma personalizada, cuantificada y segura, consiguiendo con su respuesta el vigor físico y mental necesario para desarrollar sus capacidades y vivir mejor.

La actividad física revitalizante es el primer paso para configurar un estilo de vida saludable, ya que tiene un efecto coadyuvante para otros hábitos: alimenticios, tabaquismo y otros tóxicos; así como para el bienestar mental y social.

El ejercicio físico es el mejor medicamento del mundo según la OMS y está al alcance de la mayoría de los ciudadanos.

La receta activa tiene múltiples beneficios y peculiaridades:

  • Es una receta diferente.
  • Está indicada para muchas situaciones, con mínimas contraindicaciones y reacciones adversas.
  • No hay peligro de que la tomen los niños.
  • No caduca, es accesible y asequible para todo el mundo.
  • Presenta una alta evidencia científica y los efectos se notan a corto plazo.
  • Además, es un coadyuvante para hábitos saludables, como perder peso y dejar de fumar.

¿Quiénes se pueden beneficiar de la Receta Activa?

  • Personas con bajo nivel de salud: Caminan con dolor o poca seguridad, se cansan, están ansiosos, estresados, no descansan bien, se le olvidan las cosas, los incapacitados para sus actividades cotidianas, toman muchos tóxicos (alcohol, tabaco, drogas y excesivos medicamentos).
  • Individuos con enfermedades: cardiacas, pulmonares, diabetes, artrosis, Parkinson, tratados de cáncer, trasplantados, depresivos, personas con trastorno bipolar, Alzheimer, sarcopenia
  • Pacientes que sufren alteraciones: Dolor de espalda, hombro doloroso, dolor de rodilla, tendinitis…

Eliseo Monsalvete

Eliseo Monsalvete Mazo es médico, especialista en Medicina del Deporte, Medicina de Familia y Doctor en Fisiología del Ejercicio. Ha realizado labores docentes, de investigación y sobre todo, ha formado parte de equipos médicos adscritos a grandes centros deportivos en los que ha trabajado dando vida a muchas personas con y sin patologías a través del ejercicio físico.

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