Desde la psicología deportiva se entiende que mente y cuerpo forman las dos caras de una moneda. Si como deportista quieres rendir al máximo, es necesario que conozcas la técnica y que sepas dominar tu mente. Para iniciar ese análisis introspectivo, puede ser útil reflexionar acerca de tus cualidades individuales, valores y creencias, con el objetivo de conocer en profundidad tus fortalezas y debilidades: ¿Qué hace que te interese este deporte en particular? ¿Qué te aporta? ¿Dónde te encuentras y dónde quieres llegar?
Además, una característica de fortaleza a nivel psicológico es tu capacidad para ser mentalmente flexible, adaptarte a diferentes situaciones, practicar el autocontrol y adoptar la costumbre de alimentar tu curiosidad.
Uno. El entrenamiento
Los objetivos: Definirlos adecuadamente es una tarea crucial a la hora de afrontar un entrenamiento y una temporada deportiva. Las cinco características que debe cumplir un objetivo son: específico, medible, alcanzable, relevante y limitado en el tiempo.
La atención: El óptimo funcionamiento atencional es otro factor esencial en el proceso de aprendizaje. Cuando es inapropiado, entorpece el rendimiento. Es importante como deportista que sepas cuáles son los estímulos y las respuestas a los que debes atender y que, consciente o automáticamente, según proceda, ajustes la intensidad adecuada.
La organización de ejercicios deportivos específicos para mejorar la atención, favorece esta capacidad y consigue su perfeccionamiento, adecuándola a cada situación específica. El objetivo es la práctica de los diferentes focos atencionales: amplio (interno/externo) y estrecho (interno/externo) para poder transitar de uno a otro.
Dos. La competición
Cuando vayas a enfrentarte a una competición…
1. Acéptala.
2. Prepárate para actuar.
3. Ponte en el estado mental de flow.
4. Aplica la técnica que has entrenado.
Trucos infalibles para manejar el estrés competitivo:
1. El nerviosismo forma parte del proceso cuando haces algo importante. ¡Pierde el miedo a tus nervios y conviértelos en tus aliados!
2. Controla tu nivel de activación, ya que influirá sobre tu rendimiento. Es preciso enseñar al deportista a identificar las fuentes de estrés que se dan en el contexto deportivo.
3. Recuerda la técnica: es imprescindible.
4. Utiliza los diálogos internos o palabras clave.
5. Emplea la respiración y concéntrate en el momento presente.
6. Maneja la visualización: cómo te imagines, así actuarás.
7. Escucha tus sensaciones: escucha tu cuerpo, es sabio.
8. Aprende y conócete a ti mismo.
Tres. Tras la competición
1. No juzgues las acciones como buenas o malas.
2. Obsérvalas como adecuadas o inadecuadas.
3. El hecho de haber realizado una acción inadecuada implica que estás más cerca de hacerla adecuadamente.
4. Practica, practica y practica.
Fortaleza ante la adversidad: Ante una crisis en la competición, se esconde algo potencialmente grandioso que -si lo sabes gestionar- hará que mejores. A menudo encontrarás obstáculos que te harán desviarte y sufrir. Ante un error tienes dos opciones:
1. Lamentarte y quedarte paralizado
2. Ser flexible y darte cuenta de que solo si te reconoces como parte del problema, serás parte de la solución. Esta habilidad se puede entrenar, es decir, se puede transformar una adversidad en una fortaleza, tal y como hace la ostra ante un agente externo que percibe como peligroso: lo convierte en una perla, valiosa y fuerte.
Resistencia a la frustración: Otro aspecto psicológico influyente en el rendimiento deportivo es la mayor o menor resistencia a la frustración. Enmarcar el error como una oportunidad de aprendizaje es fundamental.
La zona de confort: El lugar donde nos sentimos seguros, controlamos los riesgos y apenas existe incertidumbre. Es necesario transitar otras zonas desconocidas, vencer los miedos, aprender cosas nuevas y salir de esa comodidad con el objetivo de mejorar, en la búsqueda de la excelencia.
Resiliencia: Es la capacidad de hacer frente y adaptarse a las situaciones altamente estresantes con las que nos encontramos en la vida. La práctica de deporte conlleva mucha presión psicológica y hay que gestionarla con resiliencia. Las cualidades de un perfil resiliente son actitud positiva, madurez, competitividad, compromiso y fuerte determinación.
Como en el Kintsugi, en el ámbito deportivo, podemos concluir que, tras un duro golpe, podemos salir más sabios y fuertes. Asimismo, todo lo que aprendas de la disciplina deportiva también servirá para el resto de tu vida. Tal y como enfrentes los retos que se te presenten, aprenderás a resolver las crisis, viéndolas como escenas de aprendizaje.
Mediante la combinación de un trabajo externo de aprendizaje y uno interno de introspección y responsabilidad, puedes dar la vuelta a cualquier situación de forma creativa, con posibilidades de cambio. Esto no quiere decir que sea fácil, la práctica es complicada y requiere disciplina y persistencia.
Cuatro. La vida
Practicar deporte, desde la base hasta la etapa adulta, supone un aprendizaje tanto en valores como en hábitos saludables. Se puede extrapolar la capacidad de resiliencia a otras escenas vitales. Por eso, todas las estrategias adquiridas mejorarán tu rendimiento deportivo y también el personal.
El deporte, además, tiene la característica de que te permite practicarlo y perfeccionarlo a lo largo de toda tu vida. Al igual que el desarrollo y la gestión de la inteligencia emocional, también es una tarea que puedes aprender a lo largo de tu proceso vital.
Diez formas en las que la psicología deportiva es clave en el rendimiento
Siete claves para el éxito
1. Compromiso.
2. Atención dirigida.
3. Confianza.
4. Visualizaciones positivas.
5. Preparación mental.
6. Control de la distracción.
7. Aprendizaje constante.
8. Y, sobre todo, disfruta de tu pasión. La pasión es un estado mental que puedes cultivar a diario. Pregúntate: ¿lo estoy haciendo con verdadera pasión?
Un artículo de Lorena Suárez Iglesias, psicóloga, y Teresa Álvarez Suárez, psicopedagoga.
Cedido por la revista de la FEDDF (www.feddf.es/).
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