Las uñas de los pies son las grandes olvidadas cuando se hace ejercicio físico. Muchos deportistas descuidan esta parte del cuerpo incluso cuando se tiene dañada, con problemas como la uña negra o la uña encarnada. Su cuidado es de vital importancia para evitar problemas indeseados y, por supuesto, para disfrutar del deporte en todo su esplendor.
Hemos hablado con los podólogos de Clínicas Beiman Guillermo Lafuente y Rubén Pérez sobre las afecciones más comunes relacionadas con las uñas de los deportistas. De manera general, éstas se dividen en hematoma subungueal, onicogrifosis, onicocriptosis y onicomicosis.
Hematoma subungueal o uña negra
El hematoma subungueal es lo que comúnmente se conoce como uña negra y consiste en la acumulación de sangre debajo de la uña. Guillermo Lafuente Ruiz, podólogo en Clínicas Beiman, experto en biomecánica y profesor en la Universidad de Sevilla, explica que este problema se debe a “un microtraumatismo que sufre la uña cuando choca con la parte frontal de las zapatillas de forma continuada, formando ese hematoma”.
Esta afección es muy frecuente en corredores, especialmente cuando realizan bajadas, porque “el zapato no va lo suficientemente acordonado o no tiene ese número de más que debe tener y se produce ese impacto de la uña con la zapatilla”. También puede ser provocada por un pisotón.
Lafuente detalla que estos hematomas son “dolorosos y lo que hay que hacer es evacuarlos cuanto antes”. Muchos deportistas tienden a esperar a que se curen por sí solos, lo que provoca que “tengan que correr de una manera distinta porque no pisas donde duele y puede generar otros problemas”. Lo ideal es drenar esa zona rápidamente, vendar la uña con cierta presión y en unas dos semanas cualquier tipo de molestia habrá desaparecido.
En el apartado preventivo, los expertos ponen el énfasis en las zapatillas. Éstas deben ser las adecuadas a cada tipo de pie, con una “horma que no sea ni muy estrecha ni muy ancha”. Esta recomendación es vital porque puede evitar cualquiera de los problemas relacionados con las uñas. El profesor de la Universidad de Sevilla sugiere a los corredores utilizar un número más del que tienen porque con el paso de los kilómetros el cordonaje se afloja y el pie puede impactar con más facilidad en la zona frontal del zapato.
Onicogrifosis
La onicogrifosis es un aumento excesivo del grosor de la uña. Es un problema más antiestético que doloroso. Su aparición puede deberse a varios motivos. Rubén Pérez, podólogo en Clínicas Beiman, apunta que una razón puede ser una disfunción en el deportista del músculo tibial anterior, el encargado de hacer ciertos movimientos en el pie. Estas personas “suelen tener mucho impacto de la uña dentro del zapato por esta alteración”. La uña se protege de este exceso de roce generando mucha queratina, una proteína que es su componente principal y que le aporta dureza.
El profesor Guillermo Lafuente también destaca otro motivo por el que surge la onicogrifosis: “Los traumatismos repetidos en la uña, ya sean por golpe o no, pueden repercutir en la matriz ungueal (base de la uña), pudiendo deformarla y provocando su engrosamiento. Si esto ocurre, la propia uña nace más gorda ya que su grosor depende del de la matriz”. Por ello, no es raro que muchos hematomas bajo las uñas puedan derivar con el paso del tiempo en onicogrifosis.
Pérez recalca el papel del podólogo para tratar esta afección. Por un lado, estos profesionales “tienen las herramientas para detectar que el tibial posterior no está trabajando bien”. En estas situaciones valorarían derivar al paciente a un preparador físico para activar este músculo. De igual modo, los podólogos pueden orientar y recomendar una zapatilla más adecuada para reducir los traumatismos por impacto.
Onicocriptosis
Otra alteración muy común en la uña de los pies de los deportistas es la onicocriptosis. Básicamente, es aquella uña que se clava en la piel. Pérez explica que es típica en personas “con algo de obesidad, que tienen el pie ancho, sudan mucho y/o son pronadoras”. Las uñas con onicocriptosis suelen ser molestas, dolorosas y pueden infectarse por lo que deben ser vigiladas de cerca.
La visita a un podólogo ayuda a reducir su aparición ya que pueden contribuir a “controlar la pronación. También, si es por un exceso de sudación que hace que se reblandezca la piel y favorece que se clave la uña, pueden prescribir algún fármaco para evitar esa abundancia de sudor”, subraya Rubén Pérez.
Onicomicosis
La onicomicosis es una infección propia de las uñas, especialmente de las de los pies. Su incidencia en deportistas no es mayor que en la población general pero sí que éstos tienen más factores de riesgo. Guillermo Lafuente determina que los hongos que provocan la infección habitan en tres medios: “en la oscuridad, en ambientes cálidos y en la humedad. Algo que en el mundo del deporte se da siempre”.
Actualmente hay menos riesgos de sufrir onicomicosis por las mejoras en las zapatillas y calcetines (ventilación, absorción de sudor…) pero sigue existiendo cierto riesgo cuando el deportista presenta calor en el pie, lo tiene tapado y húmedo: “Casi es inevitable”, apunta Lafuente.
Los hongos que originan esta infección suelen asentarse con frecuencia en uñas no normales, sobre todo en las que tienen engrosamientos (onicogrifosis) porque “coexisten muy bien en el entorno de la queratina”. Por ello, es muy común que aunque la onicomicosis se cure, vuelva a surgir pasado un tiempo.
Los medicamentos y fármacos ofrecidos por empresas de suministros médicos, tanto de vía oral como de aplicación en la zona, son el modo más eficaz de luchar contra este tipo de micosis.
Peligros, prevención y consejos
Los deportes con más casos de problemas de uñas son el running y el fútbol. Como ya se ha explicado, cuando se corre se producen muchos microtraumatismos al impactar la uña con la parte delantera de la zapatilla. Mientras, en el fútbol es frecuente que los jugadores acaben con algún trastorno en este sentido: “Aquí sí se dan muchos traumatismos por golpes. Pero también hay algunos futbolistas que utilizan una bota más pequeña que el pie para mejorar su toque”. Sea como fuere, las uñas sufren mucho, puntualiza Guillermo Lafuente.
Centrándonos en los dedos más afectados, el denominado gordo es por excelencia en el que más suelen darse estas alteraciones. El podólogo Rubén Pérez indica que el segundo dedo también puede verse afectado si el paciente tiene el pie tipo griego, en el que el segundo dedo es más largo que el primero. Por último, el quinto en orden, es decir, el pequeño, es el tercero con más problemas.
En la mayoría de las situaciones, ninguno de estos trastornos relacionados con las uñas son graves. No obstante, hay que tener cuidado con las infecciones, especialmente si se trata de una persona con diabetes porque tienen mayor riesgo de padecer úlceras.
También es importante mencionar que no es aconsejable quitar la uña por completo. Pérez comenta que ésta cumple una función de protección de la piel y del resto de los tejidos, por lo que si se retira y se sigue haciendo ejercicio, pueden verse afectados. De igual modo, la uña ‘vieja’ sirve de guía a la nueva aunque esté deteriorada. Lafuente resalta que “si no está muy despegada, el arrancarla puede provocar un traumatismo a la matriz ungueal y derivar en que la nueva uña no crezca bien”.
Para evitar cualquier tipo de contratiempo indeseado, los expertos recomiendan utilizar un número adecuado de zapatilla y visitar al podólogo “para saber dónde está el origen de ese problema, cómo tratarlo y valorar si conviene frenar la actividad deportiva”, sentencia Pérez.
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