Desde la atención primaria de salud o desde tu entorno familiar o social. Las llamadas a realizar actividad física y deporte llegan de todos los frentes, de tal manera que son cada vez más los que como tú se aventuran en este campo. Empiezas caminando un cierto tiempo. Luego empiezas a correr, cada vez vas a más, hasta que te preguntas, ¿y si hago una carrera popular, 10 kilómetros, media maratón, maratón…? Casi sin darte cuenta y con la motivación a tope estas apostando por plantarte en la línea de salida de un duatlón o de un triatlón. Pero, ¿conoces tus límites? ¿te has sometido a una prueba de esfuerzo máximo?
Intenta responder a estas preguntas. ¿Sabes si tu corazón responde adecuadamente a las exigencias que le estás sometiendo? ¿Tu presión arterial es acorde con el incremento del esfuerzo físico? ¿El entrenamiento que llevas es el correcto para el esfuerzo al que estás sometiendo a tu cuerpo? Para responder estas dudas tienes una opción: someterte a una Prueba de Esfuerzo Máximo o Ergoespirometría a cargo de un médico especialista en Medicina del Deporte. Ahora te explico cómo se realiza, en qué consiste y qué beneficios puedes obtener de ella.
¿Cómo se realiza una Prueba de Esfuerzo Máxima?
Antes que nada, debes tener en cuenta que esta prueba debe realizarse en un centro especializado que te dé seguridad y confianza. La prueba se hace sobre un tapiz rodante (simulación de la carrera) o cicloergómetro (simulador del ciclismo). Éstos son los ergómetros más usados.
Para iniciar la prueba se toma la presión arterial de reposo. Luego se colocan los electrodos como para realizar un electrocardiograma. Sirven para que el especialista tenga una valoración de tu corazón todo el tiempo del examen.
Seguidamente se coloca una máscara sobre la nariz y boca que es el analizador de gases. Medirá el consumo de oxígeno (VO2) y la producción de anhídrido carbónico (CO2) así como la ventilación. Sobre estos valores se establecen los límites de entrenamiento. Ahora estamos listos para empezar.
Subido en el ergómetro, se selecciona el protocolo adecuado, que generalmente comienza con una carga suave y que a la vez sirve de calentamiento. Pasados unos minutos, se va incrementando la carga progresivamente, hasta que el sujeto de estudio no sea capaz de responder a la exigencia que se solicita (agotamiento). Entonces se baja la intensidad del ergómetro al mínimo, para tener un tiempo de recuperación o vuelta a la calma. La prueba de esfuerzo máximo llega entonces a su fase de análisis de resultados.
¿Qué resultados obtenemos con una prueba de esfuerzo máximo?
Lo primero y más importante que vamos a ver es cómo funciona y responde el corazón y la tensión arterial a lo largo de toda la prueba incluida la recuperación.
Luego tendremos valores elementales para los entrenamientos como son:
- Consumo de oxígeno máximo (VO2 max).
- Producción de anhídrido carbónico (CO2).
- Frecuencia cardiaca máxima (FC).
- La Velocidad en Km/h (tapiz) o Potencia en Vatios (cicloergómetro), entre otros.
¿Para qué sirven estos datos?
Nos permite detectar enfermedades del corazón que con un simple electrocardiograma de reposo no aparecen, o evaluar una posible enfermedad coronaria “silenciosa” en individuos aparentemente sanos.
También nos permite descubrir respuestas anormales de la tensión arterial. La hipertensión en respuesta al ejercicio indica normalmente complicaciones cardiovasculares subyacentes.
Otra posibilidad es la de reproducir y evaluar los síntomas torácicos relacionados con el ejercicio. Es frecuente que en individuos mayores de 40 años experimenten síntomas anginosos con el esfuerzo físico.
Finalmente, una ergoespirometría nos permite establecer las zonas de entrenamiento a través de los umbrales aeróbico y anaeróbico además de saber el consumo máximo de oxigeno (VO2 max). Sobre toda esta información que ofrece la prueba de esfuerzo máximo, los preparadores físicos sabrán con exactitud cómo deben establecer las intensidades de entrenamientos para cumplir con tus objetivos. Y hacerlo sin caer en el sobreentrenamiento, que se manifiesta, entre otras cuestiones, como dolores musculares, articulares, tendinitis o cierta apatía por entrenar, entre otros.
En conclusión
Son muchos los beneficios que aporta una prueba de esfuerzo máximo, pero el primero y más importante es la valoración de la salud cardiorrespiratoria para la tranquilidad del deportista. El segundo, será el de entrenar con fiabilidad entre límites de frecuencias cardiacas seguras, a través de los umbrales aeróbico/anaeróbico para alcanzar metas propuestas. Tener todos estos datos también nos permite hacer seguimientos para poder valorar el progreso del entrenamiento.
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