Las enfermedades alérgicas son una de las patologías más frecuentes según la Organización Mundial de la Salud. Pese a ello, en muy pocas ocasiones nos limitan a la hora de hacer ejercicio físico, aunque no siempre es así. Una alergia incontrolada y con un tratamiento no adecuado puede generar serios problemas cuando realizamos deporte. Tres son los casos más notorios de reacciones relacionadas con las alergias que pueden aparecer con el ejercicio físico: el asma bronquial, la urticaria colinérgica y la anafilaxia. En el siguiente artículo aportamos detalles sobre estas reacciones, su tratamiento y cómo se deben compaginar con la práctica deportiva.
Asma bronquial y deporte
El asma bronquial es una enfermedad en la que se produce un estrechamiento de las vías aéreas que genera a su vez una dificultad para respirar. Normalmente, las crisis asmáticas son transitorias y, una vez superadas, el paciente vuelve a encontrarse bien. Tal y como apuntábamos en este artículo, el asma puede aparecer tanto en personas alérgicas como en las que no lo son. No obstante, la doctora Celsa Pérez Carral, jefa de sección del servicio de alergia Eoxi Pontevedra-O Salnés, apunta que aproximadamente “el 85% de los asmas tiene un origen alérgico”.
El doctor Luis Moral, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Respiratoria y Asma de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), explica que el asma “es una manera de reaccionar de los bronquios a muchas causas”. Así, los alérgenos, los componentes que causan alergia, pueden estar detrás de este tipo de asma ya que “el organismo los reconoce como extraños y genera una respuesta inadecuada y que nos perjudica. Esta respuesta puede producirse en los bronquios y provocar o favorecer el asma”.
Los siete consejos de una alergóloga para que el asma no te pare
Este tipo de crisis asmática relacionada con las alergias tiende a producirse cuando los deportistas se exponen a los alérgenos. Por ejemplo, cuando una persona alérgica al polen sale a hacer ejercicio físico en periodos de polinización alto. Pero recordamos que el asma puede estar asociado o no a la alergia e incluso podrían aparecer síntomas en personas que ni tan siquiera han sido diagnosticadas con asma.
El motivo es que el ejercicio físico es un estímulo para que se genere un espasmo del bronquio ya que puede producir un enfriamiento y resecamiento de las vías respiratorias, llegando a provocar esa obstrucción en el bronquio. Si esto sucede, los principales síntomas que tendríamos serían, según Luis Moral, la dificultad para respirar, ruido en la respiración, tos seca y sensación de opresión torácica.
La persona afectada, en este caso, debería dejar de hacer ejercicio y comenzar a hacer respiraciones cortas e intensas. Si la situación empeorara, se debe facilitar la respiración con una posición que favorezca a ella.
“Las crisis de asma suelen ser limitadas”, indica el doctor, que aclara que “si no se llegan a un extremo de gravedad alto, tienden a resolverse”. Para ello es fundamental tener un asma bien controlado. Lo principal, en este aspecto, es llevar una alimentación saludable, respirar un aire adecuado, seguir el tratamiento con fármacos en el caso que sea necesario y, por supuesto, hacer deporte.
“La mayoría de las personas asmáticas, al hacer ejercicio regularmente con el asma bajo control, experimentan una mejora en su estado de salud e incluso esa actividad les protege su estado de asma”, señala la doctora Celsa Pérez Carral. Además, recalca que “el deporte fortalece los músculos que intervienen en la respiración y aumenta la tolerancia al ejercicio y la capacidad torácica”.
En principio, no hay ningún deporte prohibido en personas asmáticas aunque los ambientes fríos generan más problemas para este tipo de pacientes. Eso sí, podemos limitar la aparición del asma con algunas medidas. Por ejemplo, hacer ejercicio físico en espacios cerrados donde el aire es más cálido, practicar un buen calentamiento, que no se exponga la persona a los alérgenos cuando realicen deporte y, si tiene síntomas de asma, no hacer ejercicio de alta intensidad.
La alergóloga de Clínicas Beiman, Rocío Gámez, señala hasta siete consejos para que las personas con asma continuaran practicando ejercicio físico en este artículo y destaca la natación como el deporte más aconsejable. Por otro lado, los más problemáticos son aquellos en los que se realizan carrera continua.
Urticaria colinérgica y deporte
La urticaria colinérgica es una reacción en la piel caracterizada por la aparición de habones (pequeñas ronchas) casi siempre en la parte superior del tórax. Esta enfermedad está ligada a los aumentos de temperatura corporal, y el ejercicio es por ello uno de los desencadenantes. No obstante, también hay otras causas como el agua caliente, el sudor y el estrés. Comúnmente se ha conocido a la urticaria colinérgica como la ‘alergia’ al ejercicio físico.
El dermatólogo de Clínicas Beiman, Pepe Bernabéu, explica que la urticaria colinérgica puede aparecer cuando hacemos deporte y aumenta el metabolismo: “En estas situaciones salen unas lesiones en forma de pequeñas ronchas que pican mucho y de diminuto tamaño, a diferencia de las urticarias normales donde las ronchas son mucho más grandes”.
La persona que está afectada por urticaria colinérgica debería dejar de hacer ejercicio físico inmediatamente ya que, en determinados casos muy intensos, pueden producirse “mareos, bajada de tensión y pérdidas de conocimiento”, detalla Bernabéu. En principio, el cuadro de urticaria suele desaparecer en unos minutos u horas y simplemente limita el rendimiento.
Los afectados deben ponerse en manos de profesionales para que les suministren un tratamiento adecuado. Es una alergia que se puede controlar. El dermatólogo especifica que “hay que hacer un tratamiento con un antihistamínico media hora antes del ejercicio o de lo que desencadene la urticaria colinérgica. Con eso sería suficiente”. También es importante realizar un buen calentamiento progresivo para adecuar el cuerpo al cambio de temperatura.
Anafilaxia y deporte
La anafilaxia es una reacción alérgica grave en la que existe afectación de dos o más órganos salvo que sea el sistema cardiovascular, que por sí solo también la produce. David González de Olano, Alergólogo del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Ramón y Cajal explica que “la anafilaxia durante la realización del ejercicio es la expresión máxima de una alergia subyacente que no da la cara de forma independiente pero que cuando se combina con el ejercicio puede aparecer”.
Hablamos de algunos cofactores que por sí solos no crean problemas al paciente pero que cuando se unen al ejercicio pueden desencadenar serias consecuencias. Estos cofactores pueden ser los alimentos, el alcohol, los antiinflamatorios, las infecciones o la falta de descanso entre otros.
La más común de todos ellos es la alergia alimentaria inducida por ejercicio físico. En estos casos, explica González de Olano, “el hecho de hacer ejercicio durante las dos horas posteriores a la ingesta del alimento provoca que haya una mayor distribución sanguínea por el cuerpo y una mayor rapidez de absorción, originando problemas que antes no sucedían”.
Las anafilaxias inducidas por ejercicio se manifiestan de diversos modos. Comúnmente se produce una urticaria que puede estar acompañada de otros síntomas más difícilmente asociados a las alergias como las fatigas, los mareos, las náuseas o la pérdida de conocimiento.
Si una persona sufre estos síntomas y tiene alergia a algún alimento u otro cofactor debe parar inmediatamente de hacer ejercicio. Milagros Lázaro, alergóloga en el Hospital Clínico de Salamanca y coordinadora del Comité de alergia cutánea de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), aclara que si “el paciente ha sufrido un cuadro grave de anafilaxia previamente, debe llevar consigo adrenalina de autoadministración y estar entrenado para suministrársela”. De un modo u otro, lo que se recomienda es llamar al 112 o un familiar y avisar de lo que está ocurriendo y en el sitio en el que se encuentra.
Normalmente, las personas con alergias alimentarias con posibilidades de sufrir anafilaxia son conocedoras de los riesgos que pueden sufrir al hacer determinados ejercicios. Por ello, como bien indica Lázaro, “la gente busca adaptarse y toman esos alimentos los días en los que no van a entrenar. Es una forma de amoldarse y de no prescindir de la actividad física”.
David González de Olano subraya que es muy importante en estos deportistas “calentar y comenzar a hacer deporte de manera gradual, sin cambios bruscos”. También, como recalca la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, “no ingerir los alimentos ‘alérgicos’ durante las 4-6 previas a realizar ejercicio”.
Las alergias nunca son impedimentos para la práctica segura del deporte siempre y cuando se realice la actividad física con sentido común. Es recomendable acudir a un profesional sanitario para certificar si algún alérgeno nos ocasiona problemas ante cualquier signo de padecer alergia. Por supuesto, los especialistas serán las personas más indicadas para decirnos cómo debemos abordar la práctica deportiva sin ningún tipo de inconvenientes.
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